Beverly. Nick Drnaso. Ed. Fulgencio Pimentel, España, 2016

25.12.2020

"Si puedes decirlo en quince palabras en vez de veinte o treinta, dilo en quince"

John Gardner


A finales de los 70s y principios de los 80s surgió en la literatura norteamericana el llamado realismo sucio, estilo narrativo interesado en mostrar los efectos negativos producto de una modernidad fracasada, donde los personajes, individuos comunes insertos en lo cotidiano, viven ajenos a las grandes aventuras o a la fantasía y terminan por enfrentarse a sus propios fracasos rebasados por el entorno social.


Entre sus representantes más destacados -aunque de estilo muy distinto- se encuentran Charles Bukowsky y Raymond Carver, autores cuya producción se basaría más en los cuentos que en la novela y que, por ejemplo, y a diferencia de la narrativa naturalista, no pretendía hacer una crítica política o solucionar la realidad: su interés pasaba más por generar un ambiente narrativo cargado de pasividad e indiferencia.


En el caso de la narrativa gráfica, uno de los prejuicios más frecuentes al que suele enfrentarse es el de suponer que su producción necesariamente está por debajo de una obra literaria, aún cuando abundan autores y obras ampliamente reconocidos y favorecidos con diversos premios como ha sido el clásico Premio Pulitzer otorgado a Art Spiegelman por MAUS o el Award First Book a Chris Ware en 2001 por citar sólo a los más conocidos.

El autor norteamericano Nick Drnaso (1989) pertenece a este grupo de autores interesados en mostrar las cualidades de la narrativa gráfica, donde imagen y texto enriquecen de forma incluso más efectiva aquello que buscan exponer. Hasta el momento, sólo ha publicado 2 obras: Sabrina (ganadora del Man Booker Prize 2018, premio literario que se otorga a la mejor novela escrita en inglés) y Beverly, novela gráfica que le antecede y publicada en español por la editorial Fulgencio Pimentel. En mi opinión, en ambos trabajos pueden verse influencias del realismo sucio.


Beverly, novela gráfica de 128 páginas, le llevó al autor 4 años de trabajo y para su elaboración partió de experiencias personales en su natal Beverly, Chicago. La novela está dividida en 6 cuentos aparentemente inconexos donde sólo 2 personajes serán constantes: Cara, adolescente con problemas de comunicación con los jóvenes de su edad y con sus padres, y Tyler, su hermano, a quien también veremos pasar de una preadolescencia marcada por el mutismo a una juventud cargada de desconfianza y aburrimiento.


La novela gráfica abre con el cuento El montículo de hierba, con un Tim en su primer día de trabajo -recoger la basura acumulada a los lados del camino- en compañía de Sal, un chico con problemas para entender sus propias dificultades para relacionarse con los demás y que busca superarlas a partir de una supuesta eficiencia. Veremos entonces los intentos de Tim por acercarse al trio de compañeras, jóvenes más interesadas en la fiesta, el sexo y las drogas que en el trabajo, y de las que solo terminará resintiendo su clasismo.


El segundo cuento, La historia más triste jamás contada, narra la historia de un ama de casa acostumbrada a sus ocupaciones: las compras y los cuidados de la familia, y a quien finalmente se le abre un mundo de expectativas al recibir, por parte de un grupo de debates, la oportunidad de valorar, junto a su deprimida hija Cara, una serie de televisión próxima a transmitirse y donde, lamentablemente, los resultados no son los esperados.


Resulta interesante ver cómo en esta historia se inserta el episodio -con todo y comerciales- de la serie en cuestión: cargada de estereotipos sin gracia, donde lo aburrido de la vida cotidiana se complementa con lo anodino de la publicidad, incluso compitiendo en importancia narrativa al dejar en segundo plano la historia inicial.


En Pequeño rey, la familia de Cara, está de paseo por Cape Code, lugar donde los padres se comprometieron hace 25 años y que representa el broche de oro a las vacaciones de verano. Veremos a unos padres amorosos y conformes con su vida y a una Cara más interesada en socializar con los jóvenes de su edad, así como a un preadolescente Tyler cuyos silencios se acompañan de recurrentes fantasías sexuales -ya sea con las jóvenes que encuentran a su paso, las de los anuncios o con su propia hermana- así como de imágenes de violencia extrema -otra vez, ya sea con los familiares o los desconocidos que salen a su encuentro-. Al final, y luego de un desagradable incidente familiar, veremos a unos padres incapaces de afrontar la nueva situación así como a un Tyler con una personalidad cada vez más obvia.


Pudding narra el reencuentro, en medio de una fiesta juvenil, entre Charlotte -pudding- y Tina -cupcake-, dos amigas de la infancia donde la familia de la primera ha logrado un marcado éxito económico -su nuevo padre está metido en la política- y ella está por decidir que estudiar mientras disfruta de las frivolidades y excesos que le permite su nueva condición social, tal como hacen su hermano -ausente gracias a los videojuegos- y su madre -contenta de poder tener siempre una botella escondida con la que celebrar cualquier pretexto-. Poco a poco el encuentro irá dando paso a las recriminaciones y, ya al salir de la fiesta, Charlotte será testigo del típico accidente de fin de semana.


En Virgen María, quinto cuento, narra la forma en que un hecho violento en el vecindario da pie a distintas explicaciones por parte de los vecinos siempre escudados en una amabilidad hipócrita y cargada de prejuicios, que paulatinamente darán paso a actos vandálicos pseudo justicieros cada vez más violentos y racistas, de los que la policía tendrá que responder y donde poco a poco se nos irá revelando las causas del hecho.

A este cuento valdría la pena entenderlo como un antecedente de Sabrina, la segunda novela de Drnaso donde, a partir del secuestro de la protagonista, veremos las repercusiones que esto genera en familiares y seres queridos.


Por último, en Yo, Rey, veremos nuevamente a Tyler pero ya como un joven que continúa con problemas para relacionarse y que se reduce a ser testigo de los conflictos de los demás, encontrando como único interés las pláticas con su masajista, a la que visita desde muy lejos, le miente sobre su trabajo, familia y domicilio, y quien resulta ser una joven más bien práctica que se limita a pensar en sus preocupaciones más inmediatas.


En conjunto, y a nivel gráfico, el dibujo de Drnaso pertenece a una corriente de la llamada línea clara, escuela de dibujo historietístico que inició en Europa y que se caracteriza por una aparente sencillez al evitar las sombras en las imágenes pero donde, a diferencia de la propuesta tradicional, la línea de Drnaso se interesa más por mostrar a unos personajes con un diseño tan básico que terminan por volverse casi anónimos, lo que ayuda, irónicamente, a darle un parecido a los rutinarios manuales de instrucciones.


A esto se suma un diseño de página modular cuya simetría si bien aparenta una sensación de homogeneidad y monotonía, esto no necesariamente es así pues el autor juega muy bien con los momentos cargados de textos y las narraciones meramente visuales que ayudan al ritmo narrativo y a remarcar el ambiente de indiferencia y hartazgo ya patente de los cuentos. Ambiente que se observa desde la portada: un muestrario de acciones cotidianas -casi todas en espacios cerrados- enmarcadas en lo que que se asemeja a una colmena de la que no es posible salir y donde la bandera norteamericana -en tono azul neutro- funciona como corona que acompaña al título de la obra.


De hecho, la paleta de colores de Drnaso está marcada por los tonos neutros, que ayudan tanto a suavizar las situaciones violentas como a reforzar el estilo del autor, el de un ambiente aburrido en el que conviven los diálogos superficiales, los paisajes urbanos y los espacios vacíos.


Con sólo 2 trabajos, la obra de Drnaso presenta elementos a la altura de escritores como Carver, pero también de cineastas como Todd Solondz o artistas como Edward Ruscha, donde los personajes parecieran sacados del entorno de Blue Velvet, de Lynch. Y si bien no faltan críticas a su trabajo -limitarse a ser el punto de vista de una población muy específica, la del hombre blanco norteamericano-, habría que destacar su capacidad para hacer patentes algunas de las crisis de dicha sociedad, la de una norteamérica consumista marcada por el desinterés y la soledad


Novela gráfica entonces que, afortunadamente, se aleja tanto gráfica como narrativamente de los estereotipos propios del cómic de superhéroes y muestra otra de las tantas formas en que este medio se ha desarrollado como una forma de reflejar el momento en el que sus autores viven.


  • Beverly. Nick Drnaso
  • Editorial Fulgencio Pimentel, España, 2016
  • Rústica. 21 x 24,5 cm.
  • 132 págs. Color.
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